Así lo demuestran personas como el Profesor Hugh Herr del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) y Neil Harbisson, el primer ciborg reconocido por un gobierno.
Hugh HerrHay personas que ante tales circunstancias siguen su vida adaptándose a la nueva situación, otros que pierden el interés por todo y otros que no abandonan por nada del mundo y luchan por sus sueños. En el caso de Huhg Herr, el diseño de unas piernas biónicas que se asemejan a las de cualquier ser humano.
La tecnología avanza a día de hoy a pasos agigantados, usamos aplicaciones y fabricamos aparatos que nos hacen la vida más fácil. A veces nos preguntamos si existirá un límite, si llegará un punto donde ya no podamos más. Por ahora, parece que la respuesta es que no existe límite para el ser humano.
Cuando decimos tecnología, nos viene a la mente smartphones, tablets, televisores 3D… Sin embargo, parece que se nos olvida lo más importante: la tecnología aplicada a la salud.
Es el caso de ejemplos como el del Profesor Hugh Herr, un hombre que lo tenía todo y que de la noche a la mañana se encontró sin piernas a causa de una caída mientras hacía escalada. Demostró los avances que se han hecho en su departamento sobre la evolución de miembros biónicos.
Hoy, su grupo de investigadores del departamento de Biomecatrónica del MIT ha logrado crear nuevos miembros biónicos capaces de imitar casi a la perfección los movimientos de una pierna de carne, con una gran aproximación a los movimientos de los músculos. Puede mantenerse en pie, caminar y hasta correr. Un claro ejemplo de evolución y desafío tecnológico.
Otro ejemplo es el del primer ciborg reconocido en el mundo: Neil Harbisson.
Harbisson nació con acromatopsia, una condición visual que no le permite ver los colores. De niño se preguntaba cómo sería el azul del cielo, el verde de la hierba, el rojo de un atardecer, quería saber por qué la gente cuando observaba los colores se emocionaba. Tan grande era su afán por conocer que terminó estudiando Bellas Artes. Imagínese a alguien que no puede percibir los colores en la Facultad de Bellas Artes, ¿es irónico verdad? Pues lo hizo y además muy bien. También se interesó por la música y estudió piano.
Él sabía que los colores se emiten en longitudes de onda y por tanto pueden ser audibles. Pues bien, para poder percibir los colores diseñó un artilugio al que llamó “Eyeborg”: un sensor y una antena que Harbisson lleva instalada en la cabeza y que enfoca en la dirección que mira. El sensor envía todo lo que percibe en un chip instalado en su nuca. A partir de aquí, el chip convierte las frecuencias de la luz en frecuencias audibles que él puede escuchar a través de los huesos de su cráneo. ¡Puede escuchar los colores! Incluso, aunque parezca sacado de una película de ciencia ficción, es capaz de percibir los colores ultravioleta y los rayos infrarrojos. Así cuando acude al banco puede saber si hay cámaras de seguridad vigilando, pues aunque no las vea puede percibir los sonidos de los rayos infrarrojos. También puede saber si la radiación solar es alta o no, atendiendo al sonido de los rayos UV.
Son claros ejemplos de que la tecnología juega un papel muy importante en la salud y que puede ser aplicada para mejorar nuestra vida y no solo para mantenernos delante de una pantalla todo el tiempo.
“No permitas que nadie diga que eres incapaz de hacer algo, ni si quiera yo. Si tienes un sueño, debes conservarlo. Si quieres algo, sal a buscarlo, y punto. ¿Sabes?, la gente que no logra conseguir sus sueños suele decirles a los demás que tampoco cumplirán los suyos.”
Will Smith - Chris Gardner (En la película “En busca de la felicidad”)
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